Autor de la letra del “Himno de Pereira”, con música del
Maestro Luis A. Calvo. Falleció en
Pereira el 16 de diciembre de 1929.
De su libro de poesía “Brotes de Rebelión y voces sumisas”
(1917), impreso en Pereira en la Tipografía Nariño, no se halla copia en
Pereira y sus inéditos desaparecieron de las manos de sus herederos.
Julio Cano fue considerado el poeta más importante de
Pereira durante la primera mitad del siglo XX y fue olvidado paulatinamente, a medida que brilló cada vez más con luz
propia Luis Carlos González Mejía.
Ofrecemos una breve muestra de la poesía de Julio Cano
Montoya.
SÍMBOLO
Es un ciprés mi corazón, y tristes
Aquí en su cementerio,
Cubre su sombra multitud de tumbas,
Con multitud de muertos.
El viejo enterrador del camposanto
De mi alma es el tiempo;
Y él es quien a la sombra de esas ramas
Sepulta mis afectos.
Todas mis ilusiones y mis dichas
Ha tiempo que murieron,
Y a todas las abriga cariñoso
El ciprés de mi pecho.
Él seguirá guardando entristecido
Sus venerables restos,
Y regando sus hojas como lloro
Sobre sepulcros yertos.
¡Mas, como al fin, por el dolor vencido,
Irá su tronco al suelo,
Sus ramas, como cruces en las tumbas,
Pondrá el sepulturero!
EL GALLINAZO
Su baja condición sin pretensiones,
No le impide volar en una altura
Donde su pobre vida esté segura
De todas las humanas agresiones.
Y, desde allá lanzar sus deyecciones
-para consolación de su amargura-
Sobre la microscópica figura
De los que abajo, usamos pantalones.
Pero él, el gallinazo, no es un necio;
Y mientras se le mira con despreio
Cuando baja a la tierra; inteligente
Inspector del aseo, sin reposo,
-de su misión higiénica celoso-
Limpia las inmundicias, diariamente
NUPCIAL
Barre la noche con materno instinto
Los lívidos celajes postrimeros,
Y en la desolación de los potreros
Tiende su manto de negruras tinto.
Luego, al través del lóbrego recinto,
El cielo acribillado de luceros,
Con brochazos de luz, en los esteros
Borda un maravilloso laberinto.
Solloza el agua, convulsivamente,
Con los húmedos besos del ambiente
Saturados de voluptuosidad…
Y sobre sus idílicos amores,
Vibra un epitalamio de fulgores
En las pupilas de la inmensidad.
PAVESAS
Al hacerle la autopsia los doctores,
Queriendo averiguar de qué había muerto,
El pobre loco aquél, tan conocido
De
todos en el pueblo;
Hallaron en el sitio, en que debiera
Estar el corazón, un trozo negro
De una materia blanda, que aún olía
A
carne puesta al fuego.
Con esta rara novedad, quedaron
Los eminentes médicos, perplejs,
Y casi habían perdido la esperanza
De aclarar el secreto
Cuando el doctor más joven, y por ende,
El más curioso observador, entre ellos,
Buscando en la cartera del difunto,
Les
revelo el misterio.
¡Allí guardaba escrita el desdichado,
Toda la historia de su amor primero,
La historia de un amor infortunado
De
lágrimas de duelo!
Pues, según constan allí, la ingrata aquella
Que extinguió la razón e su cerebro,
No hizo caso jamás de sus amores
Ni
le escuchó sus ruegos
…..
¡Y entonces fue el diagnóstico seguro;
Según unánime opinión entre ellos
Carbonizole el corazón, no hay duda,
Al loco aquel, de su pasión el fuego!
A PEREIRA
Con motivo de la llegada de la primera locomotora
Para don Valeriano Marulanda
Patria, de pie, mirando hacia la altura!
Que ya tocó a tus puertas el progreso:
Digno huésped que llega en tren expreso
A rendirle tributo a tu hermosura.
Con tu característica ternura,
De anhelo juvenil en un exceso,
Pon en la frente del viajero un beso
Que lo una a ti, con férrea ligadura.
Y que la avive el fuego de tus venas,
Y rompa para siempre las cadenas
Que te ligan al vil estancamiento
Del prejuicio vulgar; y, de la mano
Con el perinclito Progreso humano,
Vueles en pos de un libre advenimiento.
Buenas noches. Antes que nada debo presentarle mi agradecimiento y admiración por el trabajo realizado a cerca de la vida y obra -acaso lo mismo- de don Lisimaco Salazar, ha sido, sin zalamerias, un hallazgo muy alentador para mi que andaba buscando, mas como una pesquiza desordenada, una verdadera tradición literaria de Pereira. Ha sido frustrante la incipiente calidad y calidad de los textos hallados en la biblioteca Ramón Correa. Pero su trabajo me ha llenado de alegria y deseos ahondar en la busqueda y divulgacion de la obra de Lisimaco Salazar y Jaime Ochoa. Por ello le solicito su asesoria para poder realizar esta investigación y contribuir a una solida tradicion literaria de Pereira. Soy estudiante de la utp, español y literatura y mi correo electrónico es fredogarcia@utp.edu.co reitero mis mas sinceras congratulaciones.
ResponderEliminarBuenas noches. Antes que nada debo presentarle mi agradecimiento y admiración por el trabajo realizado a cerca de la vida y obra -acaso lo mismo- de don Lisimaco Salazar, ha sido, sin zalamerias, un hallazgo muy alentador para mi que andaba buscando, mas como una pesquiza desordenada, una verdadera tradición literaria de Pereira. Ha sido frustrante la incipiente calidad y calidad de los textos hallados en la biblioteca Ramón Correa. Pero su trabajo me ha llenado de alegria y deseos ahondar en la busqueda y divulgacion de la obra de Lisimaco Salazar y Jaime Ochoa. Por ello le solicito su asesoria para poder realizar esta investigación y contribuir a una solida tradicion literaria de Pereira. Soy estudiante de la utp, español y literatura y mi correo electrónico es fredogarcia@utp.edu.co reitero mis mas sinceras congratulaciones.
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