Por Mauricio Ramírez Gómez
El ejercicio de la literatura, y en
especial el de la poesía, exige al autor honestidad y la voluntad expresa de
querer correr los riesgos que este oficio implica. La literatura es espejo, para el autor y para
los lectores. Revela a cada uno sus
deseos y sus temores, y al mismo tiempo los conjura. No es oficio para fingidores, sino para
valientes que no aceptan que su existencia les arranque las entrañas todos los
días, y luchan por hacer de ese combate un grito auténtico de libertad, que se
oiga en muchas millas a la redonda.
Ese ha sido el empeño de Yorlady Ruiz
López. Es una mujer, que ante todo,
disfruta siéndolo. Es una artista que
sufre por no poder entregarse de lleno al arte, y vivirlo, sin las afugias de
la vida cotidiana. Es una poeta que teme
que la poesía la seduzca demasiado. Es
la amiga de sus amigos. La he visto de
cerca batallar sola, contra sus propios miedos, sin amilanarse. La ha mantenido en pie su rebeldía, que la ha
llevado a explorar y experimentar con formas de arte prácticamente desconocidas
en Pereira, como el performance; o que la ha llevado a ofrecernos poemas como
los que componen el libro “DIARIOS ÍNTIMOS”.
No le gusta el escándalo, pero no lo rehúye, siempre y cuando enriquezca
su propio proceso vital y artístico. Su verdadero
placer lo encuentra en la provocación.
Y es precisamente en la provocación
donde reside la importancia de estos DIARIOS ÍNTIMOS. Provocación entendida como un cuestionamiento
a la pretendida moral que condena a las mujeres que expresan y defienden su
placer, pero acepta, e incluso justifica en silencio, el maltrato físico y
sicológico, e incluso la violación. Este
libro es una reivindicación del deseo de la mujer.
Cuando leí este libro por primera
vez, encontré algo diferente en relación con la poesía escrita por mujeres que
había leído antes. Difícilmente se
verifican en esa poesía intentos por vencer el tabú de considerar el cuerpo del
otro como una fuente de placer perdurable.
El sexo no se revela como un goce de la vida, sino como un interrogante,
una ausencia, un ideal, un dolor, una evasión.
El cuerpo del otro, o de la otra, condiciona, atrapa, duele, porque
vive, goza y existe, a pesar de quien lo desea o lo ama.
DIARIOS ÍNTIMOS es el libro de una
mujer que quiere ser libre y que lo dice.
Por eso se burla de los clichés, detrás de los cuales se oculta un deseo
castigado por el temor al juicio o al escarnio público. El placer sexual y el erotismo son sinónimo
de goce, de plenitud. El cuerpo del otro
no se idealiza, sino que se vive, se disfruta.
No existe la preocupación por las normas del cortejo o de la
cortesía. Bastan un sí y el deseo. Quizás porque existe la conciencia de que
nada hay más auténtico que el deseo de placer, pues parafraseando a Octavio
Paz, aquél que conoce el placer no quiere ya otra cosa.
Sin embargo, no puede entenderse este
libro como una oda a la instrumentalización del cuerpo o del placer. El otro existe, debe seducir, hacerse
merecedor al grado de “víctima”. No le
basta con su “apetitosa belleza”, como lo aclara en su poema Del vértigo
Necesito de nuevo la
cantera,
la pica de palabras,
la sopa de letras,
embriagarme en otras
bocas,
tragarme un muchacho duro
que me duela en la
garganta.
Es necesario que ahogue
mi sexo en sexos, mi boca
en bocas
(amable diversidad que me
anda tentando)
pero van pasando las
noches
y dedico mi tiempo
a la ardua cacería de
insectos
que conversan y lamentan
su destino.
El lenguaje usado por Yorlady en DIARIOS
ÍNTIMOS es tan vertiginoso como el de sus libros anteriores. Sin embargo, quien la haya leído antes,
advertirá que el vértigo de este libro es menos provocado por las
enumeraciones, y más por las imágenes. En
este libro las palabras y las imágenes atentan contra el decoro, dicen lo que
las mujeres callan: Si los seres humanos son efímeros, también es efímero el
placer que sus cuerpos proporcionan. Somos
más de seis mil millones de cuerpos deseosos en todo el planeta tierra. ¿Cómo no querer jugarse siempre en esa
“ruleta de cuerpos” que Yorlady evoca en uno de sus poemas?
El título de DIARIOS ÍNTIMOS dado a
este libro no pudo ser más preciso, pues se trata, en efecto, de poemas
escritos como confesiones íntimas. Hace
poco apenas, recordé que este interés de Yorlady por los diarios íntimos, y en
especial aquellos de mujeres, venía de tiempo atrás. No es un libro espontáneo, sino el resultado
de una inquietud por aquello que encierra el acto de confesarse secretamente en
páginas que de repente nos explotan en la cara, haciéndonos ver lo que no
veíamos antes: el drama de quienes las escribieron y ya no están. Esa especie de desnudez reafirma la convicción
de que nadie escribe para sí mismo.
Escribir es un acto social. Y en ese sentido, quizás no haya algún texto
más subversivo que un diario íntimo. En
ellos, como nos lo resume la autora:
Cada cuadro es un diario, no es negro porque una tinta lo
bañe de negro, es negro porque está lleno y también bañado de tinta. Cada día lleno mi vida de vida para extinguir
el límite del vacío, de la muerte.
Agradezco a Yorlady el honor de
dejarme presentar estos DIARIOS ÍNTIMOS, que estoy convencido, será un libro
importante en el panorama literario de Pereira, y la llevará a lugares
insospechados. Yo espero que tenga la posibilidad de llegar a las manos de
muchos lectores, porque solo en la medida en que esto ocurra se podrá
determinar cuán acertado fue el fallo del jurado que lo dio como ganador del
Concurso de Escritores Pereiranos 2012.
Para terminar, quisiera llamar de
nuevo la atención de ustedes sobre la necesidad de instaurar un diálogo entre
nosotros, y de nosotros con el pasado.
Para lograrlo, debemos difundir ampliamente estas obras y promover su
estudio. Tenemos autores que a pesar de
publicar libros frecuentemente, permanecen inéditos, porque son ellos mismos
quienes deben hacerse cargo de la difusión, sin la ayuda de las Oficinas de
Cultura ni de las Universidades ni de los medios de comunicación. Tenemos imprentas, pero no editoriales. Tenemos concursos que entregan buenos
premios, pero sus ganadores siguen permaneciendo en el anonimato, porque los
libros no se distribuyen ni se reseñan profusamente en las principales
publicaciones del país. Así es imposible
configurar una literatura que haga que unos autores, o al menos unas obras, se
vuelvan imprescindibles en los libros de historia, en las antologías y en los
estudios críticos de la literatura colombiana.
Tenemos, pues, mucho por hacer.
En la medida en que tengamos más y
mejores publicaciones, eventos, propuestas estéticas, y en general, espacios
para la difusión de los autores pereiranos, tendremos mayores posibilidades de
figurar en el contexto nacional con obras realmente valiosas, que hablen de lo
que somos y de lo que soñamos como comunidad.
Y podremos dejar atrás la mezquindad que nos lleva constantemente a
querer acabar con las iniciativas exitosas o a silenciar a los autores,
sencillamente porque no están de acuerdo con nuestros preceptos políticos,
estéticos o religiosos. Somos solidarios
hasta el momento en que otro hace las cosas mejor que nosotros, pues de
inmediato nos convertimos en su mayor obstáculo. Se nos olvida, como escribió Eduardo López
Jaramillo, que “no es apagando faros como se construye una cultura, sino encendiendo
otros nuevos”.
DIARIOS ÍNTIMOS es hoy motivo de
orgullo para los amigos y las familiares de Yorlady. Esperemos que comience a serlo también para
la ciudad. Eso queda en manos de los
lectores.
Pereira, febrero 1 de 2013